lunes, 17 de abril de 2006
Sueños para las vacaciones
-La realidad de un sueño-
Estaba marginada en la cocina, observando el reloj. Me sentía fatal, me dolía la cabeza y tenía una fiebre horrorosa, no aguantaba más. Aquellos ruidos de música que resonaban al lado de mi habitación, eran bastante insoportables y extraños. Me recordaban a la famosa música clásica de “La danza macabra”(de . C. Saint Saens).
Miré por todos los sitios, pero no encontraba nada. Miré por todas las habitaciones, pero no comprendía exactamente de donde provenía la música… Se me hacía todo cada vez mas extraño. De repente, me sentí con un miedo terrible. Empecé a imaginarme cosas extrañas y a pensar que igual existía alguna habitación oculta… ¡Pero no! ¡No podía ser posible!... Entonces decidí irme a la cama, me tapé entera, hasta la cabeza, esperando a que apareciese mi madre, que ya estaba por llegar. Al final, de tanto esperar, me dormí de nuevo.
Me desperté, pero la música seguía sonando, estaba toda mi familia reunida y vestida de negro, yo les miraba con cara extraña pensando si se había muerto alguien, ¡Pero no! No veía nada.
Yo les pregunté, que era lo que pasaba, pero ellos no contestaban, estaban completamente mudos y seguían escuchando aquella canción tan extraña. En ese momento, empecé a sentirme sola, empecé a imaginarme cosas. ¡Y de repente! Me desperté. Y en aquel momento comprendí que todo aquello había sido un sueño, y desde aquel día, ya no volví a leer más aquellos relatos de miedo.
Olga Lemza
Estaba marginada en la cocina, observando el reloj. Me sentía fatal, me dolía la cabeza y tenía una fiebre horrorosa, no aguantaba más. Aquellos ruidos de música que resonaban al lado de mi habitación, eran bastante insoportables y extraños. Me recordaban a la famosa música clásica de “La danza macabra”(de . C. Saint Saens).
Miré por todos los sitios, pero no encontraba nada. Miré por todas las habitaciones, pero no comprendía exactamente de donde provenía la música… Se me hacía todo cada vez mas extraño. De repente, me sentí con un miedo terrible. Empecé a imaginarme cosas extrañas y a pensar que igual existía alguna habitación oculta… ¡Pero no! ¡No podía ser posible!... Entonces decidí irme a la cama, me tapé entera, hasta la cabeza, esperando a que apareciese mi madre, que ya estaba por llegar. Al final, de tanto esperar, me dormí de nuevo.
Me desperté, pero la música seguía sonando, estaba toda mi familia reunida y vestida de negro, yo les miraba con cara extraña pensando si se había muerto alguien, ¡Pero no! No veía nada.
Yo les pregunté, que era lo que pasaba, pero ellos no contestaban, estaban completamente mudos y seguían escuchando aquella canción tan extraña. En ese momento, empecé a sentirme sola, empecé a imaginarme cosas. ¡Y de repente! Me desperté. Y en aquel momento comprendí que todo aquello había sido un sueño, y desde aquel día, ya no volví a leer más aquellos relatos de miedo.
Olga Lemza