jueves, 20 de abril de 2006

Sueños para las vacaciones

Era una noche de verano. Yo estaba tumbada en la cama mientras leía un asombroso libro que había encontrado en la vieja biblioteca de la ciudad. Tras varios minutos de lectura me quedé dormida.
A media noche, sobre la una de la madrugada aproximadamente me desperté con un fuerte dolor de cabeza, fui hacia la cocina y me tomé una aspirina. Todo parecía en orden y volví a dormirme. A la mañana siguiente, como de costumbre, me levantaba sola ya que mis padres trabajaban los dos por la mañana y me fui para la escuela. A la vuelta intente abrir la puerta de casa pero las llaves no encajaban bien en la cerradura, así que llame al timbre. Me abrió una señora de mediana edad que yo nunca antes había visto, ella como si nada, me saludó y me preguntó que tal el día , yo no sabía como reaccionar, contesté que bien y me dirigí al sitio donde estaba mi habitación. Mi sorpresa fue que todo estaba cambiado. Había fotos mías por toda la casa junto a otras personas desconocidas. Desesperada corrí de nuevo donde estaba aquella mujer. Mi sorpresa fue que estaba en la cocina junto a otro hombre y otra chica igual que yo. No parecían sorprendidos por verme allí. No sabía que hacer, así que fui de nuevo a la habitación y encontré el libro que estaba leyendo antes de quedarme dormida. Le abrí y comprobé que el libro era el mismo, las mismas palabras todo igual. Sin saber como, me volví a quedar dormida. Al rato me desperté, era media noche y me dolía mucho la cabeza. Me levanté muy asustada de la cama pensando que la misma historia se volvería a repetir.
Corrí hacia la cocina pero esta vez no tomé nada para el dolor y me volví a la cama. A la mañana siguiente al despertar comprobé que todo estaba en orden nada extraño y continué leyendo el libro por donde lo había dejado. La historia que contaba este libro era lo mismo que me había ocurrido a mí, desde que me desperté en una casa extraña y nadie parecía sorprenderse por mi presencia, hasta que al día siguiente me volví a despertar y todo estaba en su normalidad. El libro acabó justamente en el sitio y momento donde yo me encontraba en esos instantes.

SANDRA PELÁEZ





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