viernes, 21 de abril de 2006
Sueños para las vacaciones
“ÚLTIMO VERANO JUNTOS”
Era verano, viernes por la tarde, más o menos las ocho y media de la tarde, estábamos mis amigos y yo en una casa abandonada que nos había dejado la tía de una amiga para pasar unos días, esos días los escogimos de tal manera que coincidiese con las fiestas del pueblo en el que nos quedábamos. La casa tiene tres plantas, abajo está una vieja cocina con todos los trastos colocados como los dejaron la última vez, y al lado de ésta, una especie de cuadra, en la que había muchos utensilios para trabajar en el campo; dalles, hoces… y muchos más, en esa habitación no nos gustaba mucho entrar porque por las noches acostumbrábamos a inventarnos historias de miedo con nosotros mismos de protagonistas, y siempre esa habitación era la número uno en historias, porque siempre contábamos cosas terroríficas que ocurrían en ella, y como causa de eso, nos costaba un poquito dormir. En la casa dormíamos Carla, Marta, Laura , Carlos, Ramón y yo. Yo dormía con mi novio Carlos en una habitación, mi amiga Carla con su novio Ramón en la otra habitación, y Mata l Laura en otra. Esa noche era muy bonita y tranquila aunque tanto silencio y tranquilidad atronadora era un poquito mosqueante, esa noche pasaría algo de lo que nunca nos olvidaríamos ni tampoco esperábamos que nos pasara a nosotros…
Cuando todos dormían, a mi me entraron ganas de ir al baño, y como el baño estaba en la planta de abajo, no me apetecía mucho bajar sola después de las historias que habíamos contado, así que desperté a mi novio para que me acompañase, y cuando volvimos a la cama, no teníamos sueño, y después de una larga conversación, llegaron las dos de la mañana y decidimos buscar algo con qué distraernos en la casa mientras los demás dormían. Bajamos de la mano por aquellas viejas escaleras que crujían mientras nuestros pies descalzos se posaban suavemente en ellas, iluminados simplemente por la luz de la luna llena que aquella noche nos acompañó en aquella historia, decidimos entrar en la cuadra, empezamos a buscar y a buscar entre los viejos trastos amontonados que desbordaban aquella pequeña habitación, y por fin encontramos un antigua baúl repleto de libros antiguos, rebuscando entre ellos alguno que nos pudiese interesar, yo encontré uno que aparentemente no estaba tan estropeado como el resto, y además me gustó mucho porque las tapas estaban decoradas por unas tiras delgaditas de color dorado. Lo abrimos y nos quedamos boquiabiertos al ver que aquel libro se trataba de un viejo álbum de fotos en los que se guardaban cuidadosamente personas retratadas. Dicho así suena todo normal, hasta que nos dimos cuenta de que se trataba de personas que habían fallecido, en las fotos había bebés, ancianos y una chica que era clavadita a nuestra amiga Marta. La niña de la foto tendría cuatro días, pero, salvo el gran parecido, no le dimos ni la más mínima importancia, así que esperamos al día siguiente, cuando la luz del día les despertarse para poder enseñar a todos el álbum. Todos se quedaron extrañados, pero lo que de verdad nos asustó, fue la cara pálida que en pocos momentos inundó a Marta, ella nos contó la verdadera historia de aquellas fotos, Marta como prueba cogió el álbum y a la hora de comer decidió ir a comer con sus padres para poder pedirles explicaciones, ellos no tuvieron más remedio que contarle todo, y aquella niña resultó ser su hermana gemela que se murió en el mismo momento que Marta nació, y por eso los padres de ella no la dejaban entrar en aquella habitación para que nunca supiese la verdad de aquello…
Al final todo resultó ser un sueño, pero cuando me desperté le conté todo mi sueño a mi novio y yo tenía un presentimiento, y tenía que bajar a verificarle, por eso le pedí que me acompañase a la cuadra para ver si todo se había quedado en un simple sueño, pero no, allí estaba el viejo baúl y en su interior el misterioso álbum con aquella maldita foto, a nuestra amiga Marta decidimos no contarle nunca la verdad y todos nos guardamos el secreto, pero ese fue nuestro fallo, ya que la foto nos atormenta la cabeza cada día por el remordimiento de que Marta nunca lo supiese y que se fuese a la tumba con aquella incógnita…
SARAY GARCÍA DELGADO 1º ARA Nº 9
Era verano, viernes por la tarde, más o menos las ocho y media de la tarde, estábamos mis amigos y yo en una casa abandonada que nos había dejado la tía de una amiga para pasar unos días, esos días los escogimos de tal manera que coincidiese con las fiestas del pueblo en el que nos quedábamos. La casa tiene tres plantas, abajo está una vieja cocina con todos los trastos colocados como los dejaron la última vez, y al lado de ésta, una especie de cuadra, en la que había muchos utensilios para trabajar en el campo; dalles, hoces… y muchos más, en esa habitación no nos gustaba mucho entrar porque por las noches acostumbrábamos a inventarnos historias de miedo con nosotros mismos de protagonistas, y siempre esa habitación era la número uno en historias, porque siempre contábamos cosas terroríficas que ocurrían en ella, y como causa de eso, nos costaba un poquito dormir. En la casa dormíamos Carla, Marta, Laura , Carlos, Ramón y yo. Yo dormía con mi novio Carlos en una habitación, mi amiga Carla con su novio Ramón en la otra habitación, y Mata l Laura en otra. Esa noche era muy bonita y tranquila aunque tanto silencio y tranquilidad atronadora era un poquito mosqueante, esa noche pasaría algo de lo que nunca nos olvidaríamos ni tampoco esperábamos que nos pasara a nosotros…
Cuando todos dormían, a mi me entraron ganas de ir al baño, y como el baño estaba en la planta de abajo, no me apetecía mucho bajar sola después de las historias que habíamos contado, así que desperté a mi novio para que me acompañase, y cuando volvimos a la cama, no teníamos sueño, y después de una larga conversación, llegaron las dos de la mañana y decidimos buscar algo con qué distraernos en la casa mientras los demás dormían. Bajamos de la mano por aquellas viejas escaleras que crujían mientras nuestros pies descalzos se posaban suavemente en ellas, iluminados simplemente por la luz de la luna llena que aquella noche nos acompañó en aquella historia, decidimos entrar en la cuadra, empezamos a buscar y a buscar entre los viejos trastos amontonados que desbordaban aquella pequeña habitación, y por fin encontramos un antigua baúl repleto de libros antiguos, rebuscando entre ellos alguno que nos pudiese interesar, yo encontré uno que aparentemente no estaba tan estropeado como el resto, y además me gustó mucho porque las tapas estaban decoradas por unas tiras delgaditas de color dorado. Lo abrimos y nos quedamos boquiabiertos al ver que aquel libro se trataba de un viejo álbum de fotos en los que se guardaban cuidadosamente personas retratadas. Dicho así suena todo normal, hasta que nos dimos cuenta de que se trataba de personas que habían fallecido, en las fotos había bebés, ancianos y una chica que era clavadita a nuestra amiga Marta. La niña de la foto tendría cuatro días, pero, salvo el gran parecido, no le dimos ni la más mínima importancia, así que esperamos al día siguiente, cuando la luz del día les despertarse para poder enseñar a todos el álbum. Todos se quedaron extrañados, pero lo que de verdad nos asustó, fue la cara pálida que en pocos momentos inundó a Marta, ella nos contó la verdadera historia de aquellas fotos, Marta como prueba cogió el álbum y a la hora de comer decidió ir a comer con sus padres para poder pedirles explicaciones, ellos no tuvieron más remedio que contarle todo, y aquella niña resultó ser su hermana gemela que se murió en el mismo momento que Marta nació, y por eso los padres de ella no la dejaban entrar en aquella habitación para que nunca supiese la verdad de aquello…
Al final todo resultó ser un sueño, pero cuando me desperté le conté todo mi sueño a mi novio y yo tenía un presentimiento, y tenía que bajar a verificarle, por eso le pedí que me acompañase a la cuadra para ver si todo se había quedado en un simple sueño, pero no, allí estaba el viejo baúl y en su interior el misterioso álbum con aquella maldita foto, a nuestra amiga Marta decidimos no contarle nunca la verdad y todos nos guardamos el secreto, pero ese fue nuestro fallo, ya que la foto nos atormenta la cabeza cada día por el remordimiento de que Marta nunca lo supiese y que se fuese a la tumba con aquella incógnita…
SARAY GARCÍA DELGADO 1º ARA Nº 9